En la primera visita o contacto con el paciente y su familia, lo primero que hacemos es crear un vínculo. Esto se traduce en la confianza y la seguridad que se establece entre el paciente, la familia y el terapeuta. Éste será el que le acompañe junto con el resto del equipo en el tratamiento a esas dificultades que han hecho que vengan a consultarnos y dar respuesta a su pregunta: ¿qué le pasa a nuestro hijo/a?. Todo ello nos va a permitir recabar la información necesaria que nos permitirá tomar buenas decisiones terapéuticas y dar respuestas a las familias
Pero qué pasa durante esta primera visita o las posteriores sesiones???
Muchas veces las familias vienen con mucha información recogida de internet con la finalidad de apagar esa angustia, que les había producido la incertidumbre y las dificultades que se les habían planteado de la noche a la mañana, intentando dar respuesta a la pregunta, ¿qué le pasa a mi hijo/a?
Informarse es positivo “ el saber no ocupa lugar”, el problema surge cuando estamos sobre-infirmados.
¿Pero qué significa esto?
Internet permite que la información esté disponible a nivel global y de hecho los sitios web relacionados con temas de salud son los más consultados, pero muchas veces, el usuario cree que la información es un alivio, y no obstante, la ansiedad se amplifica y ocasiona resultados poco saludables, ya que buscamos una seguridad pero obtenemos lo contrario.
¿Y qué hacemos entonces en la primera consulta?
Estableceremos un vínculo seguro que nos permita recabar toda la información posible y las primeras sesiones estarán orientadas a respetar el ritmo del paciente, teniendo en cuenta las necesidades de cada uno.
- Crearemos un clima de empatía, reforzando lo positivo, respetando la información que nos está trasmitiendo y cuidando la comunicación no verbal.
- Explicaremos todo lo que el paciente o la familia nos plantee, transmitiendo la seguridad y confianza necesarias. Daremos pautas para que desarrollen en el día a día y estableceremos unos objetivos terapéuticos.
Concluyendo…
El mundo digital alberga mucha información, a veces útil, pero otras no tanto, ya sea porque es errónea o porque no se corresponde con los síntomas que buscamos. Conocer las principales fuentes de información y leer con ojo crítico es de suma importancia, además de corroborarla con un profesional especializado, creando vínculo con él para llegar a un tratamiento individualizado y certero.
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